Descubren en Badajoz una tablilla milenaria con guerreros grabados: desvela algunos de los secretos de una civilización olvidada

La tablilla presenta una escena tallada en ambas caras, mostrando figuras geométricas, rostros repetidos y una representación de tres guerreros en combate. Los detalles en la vestimenta y las armas indican que se trata de un boceto realizado por un artesano tartésico, posiblemente para reproducir en piezas de oro, marfil o madera. Este tipo de hallazgo es único en la arqueología peninsular y ofrece una visión inédita de los procesos creativos de la época.

Un hallazgo que nadie esperaba  

En primavera de 2024, el equipo del Instituto de Arqueología de Mérida (IAM-CSIC), dirigido por los arqueólogos Esther Rodríguez González y Sebastián Celestino Pérez, trabajaba sobre el terreno en Casas del Turuñuelo, uno de los yacimientos tartésicos más relevantes de la Península Ibérica. Durante las excavaciones de la sexta campaña, entre restos de muros y estructuras de adobe, apareció una modesta tablilla de pizarra que parecía no decir mucho a simple vista.

Sin embargo, tras una primera limpieza y observación más detenida, los arqueólogos confirmaron lo excepcional del objeto: estaba grabado por ambas caras con figuras humanas, símbolos geométricos e incluso caracteres de un alfabeto antiguo. Una combinación inédita que abría nuevas preguntas sobre el arte, la escritura y la organización del trabajo en la cultura tartésica.

Una escena de lucha que fascina a los expertos

En una de las caras de la tablilla se representa una escena compuesta por tres personajes que parecen enfrentarse en un combate. Las posturas y disposición de las figuras sugieren una clara intención narrativa. Los investigadores creen que se trata de guerreros por la forma de los cuerpos, su armamento y algunos detalles de la indumentaria. Además, uno de los combatientes parece estar arrodillado o derrotado, lo que añade un matiz simbólico o incluso ceremonial a la escena.

Esta representación es la primera de este tipo identificada en el ámbito tartésico. Aunque se conocen figuras humanas y animales en el arte de esta cultura, nunca antes se había documentado una escena de combate tan clara ni tan detallada. Por eso, algunos ya se refieren a la tablilla como "el cómic de Tarteso", aunque en realidad su función era mucho más técnica.

Casas del Turuñuelo: un santuario de la memoria tartésica

El yacimiento de Casas del Turuñuelo se encuentra en una finca de Guareña, en la comarca de Las Vegas Altas del Guadiana. Desde su descubrimiento, ha proporcionado información clave sobre el mundo tartésico, especialmente gracias a su extraordinario estado de conservación. En este enclave se han documentado estructuras monumentales, escalinatas, muros de adobe, espacios de trabajo y zonas de sacrificio animal, lo que apunta a un centro con funciones tanto rituales como administrativas.

Los arqueólogos consideran que su excelente conservación se debe a un acto de clausura ritual: hace unos 2.500 años, los propios habitantes del lugar enterraron deliberadamente el edificio bajo capas de tierra y sedimentos del río Guadiana, sellando así su historia y protegiéndolo del paso del tiempo.

 Un hallazgo que cambia lo que sabemos sobre Tarteso  

La cultura tartésica floreció entre los siglos VIII y V a.C. en el suroeste de la península ibérica. Aunque muy influenciada por contactos con fenicios y otras culturas mediterráneas, Tarteso desarrolló elementos propios, como su lengua, su arte o su sistema de escritura. La tablilla de Guareña amplía considerablemente el conocimiento sobre esta civilización.

Por un lado, muestra que los tartesios contaban con una tradición de diseño planificado y simbólico en sus producciones artesanales. Por otro, confirma que conocían y usaban una forma de escritura que, hasta ahora, se conocía casi exclusivamente por inscripciones en cerámica o estelas funerarias. Y, sobre todo, sugiere que el trabajo del artesano no era solo manual, sino también intelectual: alguien que dibujaba, calculaba y transmitía conocimiento a través de imágenes.

Este pequeño objeto de piedra, olvidado durante más de dos milenios, ha vuelto a hablar gracias a la ciencia y al esfuerzo de un equipo humano que continúa revelando los secretos de uno de los pueblos más fascinantes y menos comprendidos de nuestra historia.

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