El taller de Madrid que une a Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco: "Tradición en los funerales papales"
'Ecclesia al día' conoce la labor que realizan los Talleres de Arte Granda cuyo fundador, el sacerdote Félix Granda, fabricó el primer cáliz utilizado por León XIV como Papa en la Capilla Sixtina

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El primer cáliz que elevó León XIV como Papa fue fabricado en España. Fue el 9 de mayo, durante la misa que presidió Robert Prevost en la Capilla Sixtina con los cardenales que el día anterior le eligieron Sucesor de Pedro.
El cáliz es obra del célebre orfebre de inicios del siglo XX Félix Granda, que da nombre a los Talleres de Arte Granda que el propio sacerdote fundó en 1890 y mantienen a día de hoy su actividad.
El director del Departamento de Proyectos en Granda, Lucas Viar, ha compartido en 'Ecclesia al día' la emoción que sintió al comprobar que el cáliz que estaba elevando León XIV pertenecía a Talleres Granda: “Estaba viendo la transmisión en directo y cuando vi el cáliz tenía esos rasgos que me sonaban a la época inicial de los talleres con el Padre Félix”.

Las particularidades del primer cáliz que utilizó León XIV en su pontificado
La historiadora de arte Emilia González Martín del Río asegura que la particularidad del cáliz está en la iconografía propia de Granda en la década de los años veinte y treinta: “Lo más destacado son sus esmaltes realizadas por Germán Gil Losilla, sus marfiles y sobre todo la carga iconográfica”.
Un análisis que secundado Lucas Viar, quien ha destacado los cuatro esmaltes que componen la parte más figurativa del cáliz y representan cuatro escenas con apariciones del Señor a sus discípulos después de su Resurrección: “Cuando aparece en la orilla del río Tiberíades; el sepulcro de María Magdalena, se ve en la talla unos polluelos de pelícano y los pelícanos, que es un símbolo medieval que representa el sacrificio del Señor por sus fieles; y en el pie del marfil se ve un pez que es símbolo de Cristo”, ha agregado.
“Es un programa iconográfico complejo con paralelismos entre el Nuevo y el Viejo Testamento, en el que la copa está rematada con un grabado que hace referencia a una antífona que se refiere a los obispos, porque pensamos que fue un cáliz realizado para el Papa Pío XI en 1929”, ha sostenido Emilia González Martín del Río.
Esto último explicaría por qué el cáliz de Félix Granda acabó en Roma, aunque se desconoce el motivo por el que León XIV lo ha empleado en su primera celebración eucarística como Papa junto a los cardenales.
Cuestionado por el tiempo en el que se tardaría actualmente en fabricar un cáliz similar, Lucas Viar estima que conllevaría un trabajo no inferior a los seis meses con un equipo multidisciplinar de esmaltadores, cinceladores o joyeros, etc.: “Trabajamos desde cosas pequeñas como un purificador, un mantel de altar hasta cálices, sagrarios, retablos... La gama es altísima”, ha expuesto.
Los talleres Granda, muy presentes en los útimos funerales de los papas
Durante más de 130 años, los Talleres de Arte Granda realizan multitud de trabajos artesanales. En este sentido, Lucas Viar destaca la casulla roja que se han empleado en los funerales de los últimos papas, concretamente por el cardenal Ratzinger (luego Benedicto XVI) cuando presidió el funeral de Juan Pablo II y el cardenal Battista Re el pasado 26 de abril para despedir al Papa Francisco.

“Pero el primero que empleó la casulla fue Juan Pablo II en 1988 con motivo de la beatificación de los mártires de Vietnam. Es un diseño sencillo y limpio y se ha convertido en la casulla tradicional de los funerales papales” ha precisado el director del Departamento de Proyectos en Granda.
Los talleres artesanales, en peligro de extinción por la Falta de relevo generacional
Viar ha aclarado que la mayor parte de los trabajos que realizan en Talleres Granda es por encargo con el valor añadido de que “cada pieza es distinta y se ajusta a las necesidades concretas del cliente”.
Como ha resaltado la historiadora de arte, no existe en España y en el mundo una empresa como Talleres Granda, que nacieron como “respuesta a la industrialización del arte, para preservar los oficios artesanales tradicionales porque es la mejor forma de realizar unas obras que son únicas”.

No obstante, González Martín del Río ha advertido que el sector está en crisis por la falta de relevo generacional: “Es un problema la pérdida de artesanos que sean capaces de desarrollar estos oficios. Hay iniciativas en la formación profesional y escuelas particulares, pero no hay una formación por los oficios. La platería o los esmaltes son relegados al culto divino pero no hace tanto estaban en nuestros hogares con la cubertería, juegos de plata...”