Manuel López cuidó a su mujer con Alzheimer durante 17 años: "No era un sacrificio sino una gratificación"
Escucha el testimonio de Manuel, "Faro de Esperanza" de este mes, en el marco del año jubilar: "Estoy seguro que sentía y observaba"

Madrid - Publicado el - Actualizado
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En el marco del Jubileo de la Esperanza que estamos viviendo en este 2025, la Oficina para la Causa de los Santos de la Conferencia Episcopal Española ha lanzado 'Faros para la Esperanza'. Este proyecto recoge varios testimonios de distintas personas cuyas vidas sencillas son luminosos faros para caminar en lo cotidiano durante nuestro día a día.
UNA ENFERMEDAD CON LA QUE CONVIVIR
Manuel López conoció a su mujer cuando tenía 23 años, Lita apenas 21. Desde entonces no se han separado jamás. Han estado juntos en medio de las tormentas y circunstancias que les ha dado la vida, pero siempre fieles a su matrimonio. Lita murió tras 17 años de Alzheimer, y Manuel estuvo siempre a su lado hasta el último día de su vida.
“Ella era mi motor, me sentía complementado cuando estaba con ella. No era un sacrificio, sino una gratificación”, así es como define Manuel los 17 años de enfermedad de su mujer. Explica en Ecclesia al día, que en su caso el problema era que no estaba ante una enfermedad que se puede curar, sino un estado con el que hay que convivir: “Lita estoy seguro que sentía y observaba y tenía emociones aunque no podía comunicarlo verbalmente”.

Cuando convives con alguien con alzheimer lo conclusión que sacas es que "no son muebles, sienten y padecen. Oyen escuchan y detectan. Es muy importante como sienten ellos la soledad"
NO HAY QUE SER VICTIMISTAS
Manuel nos ha contado que una de sus peores experiencias la vivió cuando llevo a su mujer Lita a la residencia: "porque pensamos que es un abandono, pensamos que llevarla a un sitio especializado es abandonarla. Pase un momento muy duro".
En momentos como estos, hay que saber pedir ayuda, pero no exigirla: "tienes que identificar quien te tiene que ayudar o puede ayudarte. Pero no puedes exigirlo, ni sentirte abandonado porque esa persona no esta a tu lado todo el rato. No es un camino que se pueda imponer". Para Manuel eso es caer en el victimismo.

"La felicidad es el momento, como tu estés entendiendo la realidad de ese momento". Nos ha contado que durante estos años ha tenido la posibilidad de visitar a personas que nacer y viven hasta 65 años con parálisis cerebral: "con padres y hermanos y familiares que les han cuidado desde el primer día de su vida". Manuel se siente un privilegiado: "yo pude convivir con una persona que me lo dio todo y me hizo crecer".