El riesgo de guardar en cajas la ropa en el cambio de armario de invierno a verano: "Justo lo que no hay que hacer"
Pía Nieto, @piaorganiza en redes sociales, alerta a todos aquellos que tienen esta costumbre cuando cambias las prendas de temporada con la nueva estación

La organizadora profesional Pía Nieto (@piaorganiza) explica a Carlos Moreno 'El Pulpo' y Rosa Rosado cómo hacer el cambio de armario de ropa de invierno a la ropa de verano
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El cambio de armario es una tarea que, aunque común en muchos hogares españoles, genera cierto rechazo por su complejidad y el tiempo que conlleva. Sin embargo, como explica la organizadora profesional Pía Nieto, conocida en redes sociales como @piaorganiza, este proceso va mucho más allá de mover prendas de un lugar a otro. El modo en que se realiza puede afectar no solo al estado de la ropa, sino también a la salud del hogar y la tranquilidad mental de quienes lo llevan a cabo.
Cambio de armario bien hecho
Pía Nieto afirma que “el cambio de armario y el orden en general tienen mucho que ver con la propia estabilidad y la propia salud y paz mental”. En esta línea, recomienda no hacer un cambio total del armario hasta que el tiempo se estabilice, evitando así sacar o guardar prendas de forma apresurada o desorganizada. Además, aconseja comenzar eliminando las prendas más voluminosas de invierno —como abrigos, jerséis y botas— para dar paso progresivamente a la ropa de entretiempo y, finalmente, a la de verano.
Un punto clave en su método es la limpieza y el descarte: “hay que aprovechar ese momento para descartar esas cosas que dices: 'ya no me las voy a poner'”. Aquí entra la recomendación de donar la ropa en buen estado a quienes más lo necesitan, evitando que siga ocupando espacio inútil en el armario. Como señala Carlos Moreno 'El Pulpo', “es muy importante donar la ropa, porque directamente le llega a la gente que lo necesita y no se va a perder ni va a mercados extraños”.

Mujer mete ropa en cajas de cartón
Sin embargo, uno de los mayores errores que cometen muchos es guardar la ropa sin asegurarse de que esté perfectamente limpia. Pía advierte que “la ropa que parece limpia puede tener manchas invisibles que alimentan la polilla, y eso provoca esos agujeritos en la ropa que aparecen tras guardarla”. Estas manchas, aunque a simple vista no se aprecien, son restos de grasas y suciedad que se oxidan y permiten la proliferación de microorganismos dañinos. Por ello, el lavado correcto antes del almacenamiento es fundamental para evitar que la ropa se deteriore durante el tiempo que permanece guardada.
Las cajas de cartón
Quizás la recomendación más impactante de Pía Nieto para muchos sea la de evitar guardar la ropa en cajas de cartón, una práctica habitual durante el cambio de estación. La experta señala con contundencia que “en cajas de cartón es justo lo que no habría que hacer”, ya que el cartón absorbe la humedad y puede facilitar la aparición de moho y malos olores. En su lugar, sugiere utilizar cajas de tela transpirables o tápers plásticos con ventilación para proteger mejor las prendas.
Esta recomendación también se extiende a otros materiales que se utilizan con frecuencia, como el papel de seda o las bolsas de la tintorería. Según Pía, “el papel de seda puede tener una capa cerosa que al poco tiempo produce manchas marrones difíciles de quitar, y las bolsas de la tintorería deben eliminarse inmediatamente para evitar que la ropa se estropee”. En este sentido, la solución más efectiva es el uso de bolsas de PVC con cremallera junto con bolitas de cedro o productos similares para absorber la humedad y repeler la polilla.

Mujer mete ropa en cajas de cartón
Otro recurso recomendado son las bolsas al vacío para prendas voluminosas, aunque no para ropa delicada como sedas o terciopelos, ya que estas se arrugan y deterioran con facilidad. “Las bolsas eliminan el oxígeno, evitando bacterias y microorganismos”, aclara Nieto, resaltando así sus ventajas para prendas más resistentes como mantas o abrigos gruesos.
Para quienes almacenan la ropa en trasteros o altillos, la experta también alerta sobre la humedad y la falta de ventilación, factores que favorecen la proliferación de polillas y hongos. La clave, según ella, es “precintar bien la ropa y ventilar con frecuencia el espacio donde se guarda”.