Unos arqueólogos están en una cueva de Cádiz y el detalle que descubren cambia la historia: "Hace 5.000 años"
Las representaciones de embarcaciones que encontraron supondrían que ya existía una cierta conexión marítima entre las cuencas atlántica y mediterránea

Carlos Moreno 'El Pulpo' cuenta la historia positiva detrás de los últimos trabajos de la Universidad de Granada en la cueva de Laja Alta, en Jimena, en Cádiz
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Un hallazgo arqueológico en la cueva de Laja Alta, situada en el Parque Natural de los Alcornocales, en Jimena de la Frontera (Cádiz), está reescribiendo lo que sabíamos sobre las comunicaciones marítimas en la Península Ibérica durante la Prehistoria. Gracias a los últimos trabajos liderados por la Universidad de Granada, un equipo de investigadores ha confirmado la existencia de pinturas rupestres que representan embarcaciones, con una antigüedad estimada de entre el tercer y cuarto milenio antes de Cristo.

Pinturas del abrigo rocoso de Laja Alta. Réplica. Primeras embarcaciones de vela representadas.
Este descubrimiento no es solo una novedad en el contexto andaluz. Según explica Antonio Morgado, director del proyecto, estas pinturas "son las primeras evidencias de este tipo en todo el Mediterráneo occidental". Las embarcaciones representadas, además, incluyen un sistema de propulsión a vela, lo que indica un conocimiento técnico avanzado en aquellas sociedades del sur de la Bética Ibérica.
“Evidentemente, en estas sociedades conocían ese tipo de transporte, y lo plasmaron tal cual en sus abrigos rupestres o en los sitios sacros que podrían tener en este ámbito natural”, detalla Morgado. Para llegar a estas conclusiones, el equipo ha utilizado técnicas punteras de escaneo 3D y espectrometría de reflectancia de fibra óptica, con el objetivo de ubicar con precisión las figuras y analizar la composición molecular de los pigmentos empleados hace más de 5.000 años.
A ello se ha sumado el método clásico del carbono 14, que ha permitido datar con precisión las muestras extraídas. Este enfoque multidisciplinar refuerza la hipótesis de que estas sociedades no solo navegaban, sino que lo hacían con un nivel técnico que invita a repensar la conexión marítima entre las cuencas atlántica y mediterránea ya en tiempos prehistóricos.
Un testimonio olvidado frente a nuestros ojos
Durante años, estas representaciones estuvieron ahí, sin que se comprendiera su alcance real. “Vivíamos de espaldas, y ahora nos damos cuenta de que lo teníamos delante de los ojos y no lo podíamos calibrar en su justa medida”, reconoce Morgado. La cueva de Laja Alta se convierte así en un enclave fundamental para entender la historia de la navegación en Europa.

Pinturas del abrigo rocoso de Laja Alta. Réplica. Representan los primeros veleros. Un mástil y remos.
El propio Carlos Moreno 'El Pulpo', en su programa Poniendo las Calles, destacó la trascendencia de este descubrimiento: “Aquí, como vemos, en la cueva de Laja Alta, en Jimena, en Cádiz, un equipo de la Universidad de Granada ha descubierto representaciones rupestres de embarcaciones, lo que supondría que hace más de 5.000 años ya existía una cierta conexión marítima entre las cuencas atlántica y mediterránea”.
Este tipo de hallazgos, al igual que los que se producen en Atapuerca, en Altamira, o en ciudades como Mérida y Tarragona, ofrecen claves esenciales para desentrañar las raíces de nuestra civilización. Y es que, como señalaba ‘El Pulpo’ en su programa, los misterios del pasado “entranñan la historia de nuestro planeta, e incluso de la propia humanidad”.
En definitiva, este hallazgo no solo confirma que la Península Ibérica fue un enclave estratégico desde tiempos remotos, sino que también pone en valor el patrimonio arqueológico que aún queda por descubrir. Un recordatorio de que, muchas veces, las respuestas están justo donde menos las esperamos: pintadas en la piedra desde hace milenios.