Trabaja en una ONG con familias en exclusión y, al escuchar que España va bien económicamente, su respuesta es muy clara: "Lo que vemos"
Fernando de Haro sale a la calle para comprobar cómo es la situación de las miles de familias que viven bajo exclusión social en nuestro país

Fernando de Haro sale a la calle para reflejar la situación de la exclusión social en menores
Madrid - Publicado el
4 min lectura
Fernando de Haro pone voz este fin de semana, en La Mañana del Fin de Semana de COPE, a una realidad que permanece invisible para muchos: la pobreza infantil en España afecta ya a uno de cada tres menores. Son cifras oficiales, extraídas de la última Encuesta de Condiciones de Vida, y reflejan un dato tan contundente como doloroso: el 34% de los niños en nuestro país está en riesgo de exclusión social.
En un país que presume de crecimiento económico, más de 2,8 millones de menores viven con la incertidumbre de no saber si mañana tendrán lo suficiente para comer o si podrán participar en actividades tan básicas como un campamento de verano. Fernando de Haro sale a la calle para poner nombre, rostro y voz a esta situación. Su testimonio más impactante llega de la mano de Emiliana Paniagua, madre de tres niños pequeños, a quien encuentra a las puertas de la Hermandad del Refugio, en pleno centro de Madrid.

Fernando de Haro recoge el drama de la pobreza infantil
EMILIANA TRATA DE SALIR ADELANTE COMO PUEDE
Emiliana vive con su pareja y sus hijos en un estudio pequeño de Madrid. Solo trabaja el padre, y el sueldo no alcanza. “Cuesta mucho llegar a fin de mes”, confiesa. “Los peques piden cosas: que quieren helado, galletas... y hay veces que hay que decir que no. Duele”.
La historia de Emiliana es solo una entre miles. Su hija mayor ya percibe la diferencia: “Mi amiga tiene más y yo no”. Una frase que resume la percepción infantil de la pobreza: no es solo una cuestión de carencias materiales, es también una herida emocional, una exclusión cotidiana.

Fernando de Haro, en las puertas de la ONG
Esto llega al punto en el que Fernando de Haro le pregunta por sus salidas al cine o una simple Coca-Cola. La respuesta estremece: “Una vez al mes salimos al cine. La Coca-Cola, a veces, también una vez al mes. Lo demás, parque y más parque”.
En verano, la situación se complica. “No los puedo mandar a campamentos. Se quedan en casa o los llevo al parque”, dice Emiliana. Y añade: “Trato de administrar todo al máximo. Lo que sobra, se guarda para la noche”.
Gracias a la Hermandad del Refugio, su familia sobrevive. Allí, como relata Fernando de Haro, entregan alimentos básicos cada 15 días: leche, aceite, arroz... “Esto me ayuda a sostener el mes, mientras mi marido paga el alquiler y los gastos”, explica Emiliana. La ayuda, sin embargo, no basta. La precariedad económica se convierte en un muro invisible que impide a muchas familias acceder a una vida digna.
Una vez al mes salimos al cine. La Coca-Cola, a veces, también una vez al mes. Lo demás, parque y más parque"
Madre de dos hijos
LA REALIDAD QUE SE VIVE EN EDUCO, UNA ONG PARA LOS NIÑOS: "TENER HIJOS PENALIZA ECONÓMICAMENTE"
Fernando de Haro también se acerca a la sede de Educo, una ONG que trabaja en el ámbito de la infancia. Allí le recibe Macarena, quien ofrece una radiografía clara: “En España, tener hijos penaliza. Las familias con niños son las que más sufren la precariedad”.
Las cifras de crecimiento económico no se traducen en bienestar. “Hay familias tan frágiles que, si se rompe la lavadora, ya no pueden llegar a fin de mes”, afirma. Según Educo, la pobreza infantil no se ha abordado desde la raíz, y la falta de una prestación universal por crianza, como sí existe en países como Irlanda, agrava el problema.
“No se ha atajado el problema estructural, y las ayudas que hay no llegan a todos ni duran lo suficiente”, insiste Macarena.
El impacto de esta situación en los niños va más allá de lo económico. Macarena lo explica con claridad: “Para ellos, el verano significa 80 días sin oportunidades. No hay actividades gratuitas, no hay comedores escolares, y muchos pasan el día encerrados mientras sus padres trabajan”.

Fernando de Haro, en la asociación Educo
Y en septiembre, esa diferencia se hace más evidente. “Vuelven al colegio y escuchan a sus compañeros hablar de sus vacaciones, de lo bien que lo han pasado. Ese desapego genera una herida profunda, una sensación de que no forman parte del mismo mundo”.
“La economía va bien”, se repite en discursos oficiales. Pero como recuerda Fernando de Haro en La Mañana del Fin de Semana, “hay una parte del país, casi tres millones de niños, que viven una realidad completamente distinta”.
Esos niños no salen en las estadísticas de éxito económico, pero existen. “Sus padres tienen que decirles que no pueden comprarles una simple galleta, un helado o una mochila nueva”, concluye el periodista. Y eso ocurre, cada día, en barrios tan céntricos como el corazón de Madrid.
En definitiva, lo que revelan estos testimonios no es solo un problema social. Es una llamada a mirar de frente a una emergencia silenciosa, que afecta al futuro de millones de niños en España.