El motivo por el que Marruecos sigue sin dejar entrar camiones desde Melilla: lo anuncian en un cartel a la entrada

Javier Alarcón, empresario melillense, explica en La Linterna cuál es el tráfico que pasa por la frontera y por qué no le dejan cruzarla “ni con una botella de agua”

Frontera entre Melilla y Marruecos
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Paco Delgado

Madrid - Publicado el - Actualizado

3 min lectura

Siete años después del cierre unilateral de la aduana comercial por parte de Marruecos, la situación en Melilla sigue siendo crítica para los empresarios y comerciantes de la ciudad autónoma. En una entrevista concedida al programa La Linterna de COPE, Javier Alarcón, presidente de la Asociación de Comerciantes y Profesionales de la Zona Centro de Melilla, denuncia el bloqueo económico que sufre la región y la falta de avances reales en la reapertura del paso fronterizo, a pesar de las declaraciones oficiales del Gobierno español.

 Un cierre en Melilla

La aduana de Melilla lleva clausurada desde agosto de 2018, cuando Marruecos decidió cerrarla sin previo aviso, cortando de golpe un flujo comercial que se remontaba a 1956. Según Alarcón, esta medida fue un intento deliberado de "asfixiar económicamente" a la ciudad. Aunque el Gobierno anunció su reapertura parcial el pasado 15 de enero, la realidad dista mucho de ser favorable: en lo que va de año, apenas han cruzado diez camiones con destino a Marruecos, y el tránsito de mercancías sigue siendo testimonial.

"Esto no se puede llamar una reapertura", afirmó Alarcón durante la entrevista. "No hay seguridad jurídica, no hay libertad comercial, y los empresarios melillenses siguen sufriendo las consecuencias".

Vehículos en el paso de Beni-Enzar, en Melilla

Blasco de Avellaneda

Vehículos en el paso de Beni-Enzar, en Melilla

 El régimen de viajeros a Marruecos  

Pero el problema no se limita al transporte de mercancías. Los melillenses también enfrentan restricciones humillantes cuando intentan cruzar a Marruecos. A diferencia de otros puntos de entrada desde España, como Málaga o Algeciras, los residentes de Melilla están sometidos a un régimen de viajeros especialmente restrictivo. "No puedes pasar ni con una botella de agua", explicó Alarcón.

"Te obligan a comprar todo allí, como si quisieran estrangular nuestro comercio", añade.

Esta política, según los empresarios locales, ha ahuyentado a los turistas marroquíes que antes acudían a Melilla para hacer compras, un sector que generaba millones de euros anuales. "Antes venían familias enteras a abastecerse. Ahora, con estas trabas, ese movimiento ha desaparecido", lamentó el representante comercial.

Bandera de Marruecos en una demostración militar

Maksim Konstantinov

Bandera de Marruecos en una demostración militar

 Carteles que hablan de "ocupación"

Uno de los momentos más impactantes de la entrevista fue cuando Alarcón reveló que, en territorio marroquí, es común encontrar carteles que se refieren a Melilla como "ciudad ocupada". "Así nos tratan", afirmó. "Es una campaña para justificar el bloqueo y presionar a España".

Esta retórica no es nueva, pero ha cobrado fuerza en los últimos años, especialmente tras el acercamiento diplomático entre Madrid y Rabat en 2022. Aunque el Gobierno español ha insistido en que Melilla es territorio soberano, las autoridades marroquíes mantienen una política de hechos consumados, dificultando la vida cotidiana de los melillenses y ahondando en la crisis económica.

 Un grito de auxilio al Gobierno español  

Ante esta situación, los empresarios de Melilla reclaman una intervención más firme de España. "Pedimos al Gobierno que nos escuche, que negocie con Marruecos para que nos desbloqueen", dijo Alarcón. "Somos españoles como cualquier otro, y no podemos permitir que nos dejen abandonados".

El presidente de la asociación recordó que, recientemente, una delegación melillense entregó una carta al presidente Pedro Sánchez durante su visita a la ciudad, en la que se detallaban los problemas económicos y se pedían soluciones urgentes. Sin embargo, hasta ahora, las respuestas han sido escasas. "Sánchez estuvo aquí 40 minutos", criticó Alarcón. "Necesitamos más que gestos".

Así, y pese al pesimismo general, Alarcón no pierde del todo la esperanza. Confía en que, con presión mediática y movilización ciudadana, se pueda forzar un cambio. "Si desde el resto de España se conoce nuestra realidad, quizá las cosas empiecen a moverse", dijo en alusión al papel de los medios.

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