Samira, empleada del hogar: "Me pagaron 10 euros por dos días de limpieza profunda"

Samira Geriche, tiene 49 años y es de Marruecos. Llegó a España en 2017, buscando los derechos negados a la mujer en su país. Daba clases de francés en un centro privado y estaba divorciada cuando huyó de allí dejando a su hijo de 12 años. 

Hoy están juntos en Euskadi. Samira llegó a Vitoria ávida de trabajo, pero la única puerta que pudo abrir, y no siempre hacia un lugar justo, fue la del empleo del hogar.

móvil enterrado bajo la grasa

Samira es una de las mujeres que este pasado domingo salieron a reivindicar mejoras en el Día Internacional de las Trabajadoras del Hogar. Un sector precarizado y feminizado, según un informe de Intermón Oxfam, que revela que los dolores musculares y los analgésicos para enfrentar las largas jornadas laborales son el pan nuestro de cada día. 3 de cada 10 contratos son en B y el sueldo ronda los mil euros. 

Hasta que Samira logró cobrar eso pasó por distintas casas, a veces limpiando gratis. Su primer encargo fue el de una mujer de Mauritania a la que abordó en un parque entre lágrimas. "Querían que limpiase un piso que subarrendaban, tenía tanta grasa que enterrado bajo ella apareció un teléfono en la cocina. Por dos días de limpieza profunda me pagaron 10 euros. Los recibí contenta para comprar un trozo de pan".

Fue tiempo después cuando logró el primer contrato como interna con un sueldo de 1.200 euros. Pero no sería hasta 2021, tras pasar tres años de residencia efectiva en España y mediante una oferta de trabajo con unas horas y salario concretos, hasta que consiguió regularizar su situación con la ayuda de Cáritas. 

El marco legal es la Ley de Extranjería, explica en COPE Beatriz Garay, técnica del Programa de Empleo de Cáritas Vitoria en la Agencia de Colocación Lan Bila. "Se puede regularizar la situación de una persona con pasaporte tras tres años con residencia efectiva y una oferta de trabajo con características de horas y sueldo determinadas. Si vienen antes no podemos ayudarles, como pasó al principio con Samira", explica.

condenada al trabajo en negro

España es el país con más empleadas del hogar de Europa y en Euskadi la sociedad está muy envejecida y las administraciones invitan a que los mayores pasen el mayor tiempo posible en su casa antes de acudir a una residencia. 

Esto requiere un potente sector del empleo del hogar para el que Samira reclama: "Trabajar es un derecho constitucional, por qué me piden estar trabajando en negro sin ningún derecho hasta cumplir 4 años. Hay que acercar la Ley de Extranjería a la del Trabajador. La Seguridad Social también ha perdido mi aportación. Yo desde que llegué a España estuve trabajando".

Una clasificación profesional que distinga las tareas domésticas de las de cuidado, más control en el cumplimiento de la normativa laboral y ayudas a las familias empleadoras son algunas de las reivindicaciones lanzadas por Cáritas junto al colectivo.