Un profesor de Ciencias de la Salud desvela la realidad del alcohol: "Mata más que cualquier droga"

Una persona, con décadas sin probar una gota de alcohol, nos cuenta en COPE Navarra su experiencia y cómo dejó su adicción cuando se cumplen 90 años de la creación de Alcohólicos Anónimos: "Mi historia es..."

Una persona rechaza una copa
00:00
COPE Navarra

Una persona rechaza una copa

Fermín Laspeñas

Pamplona - Publicado el

7 min lectura

Este 10 de junio se conmemora en todo el mundo el 90 aniversario de la creación de Alcohólicos Anónimos, una asociación que ha conseguido ayudar a miles de personas en todo el mundo. También, lógicamente en Navarra. Por ese motivo hemos charlado con Enrique una personas que acude a diario a las reuniones de Alcohólicos Anónimo en Pamplona y que nos ha contado su experiencia vital.

Según ha señalado en COPE Navarra, "nadie llega Alcohólicos Anónimos razonando. Se llega por un sufrimiento, se llega porque no tienes otra, entonces llegas alcohólicos anónimos y te dices 'yo no soy alcohólico, pero la vida me está fastidiando'. Bueno, empiezas a venir a las reuniones, empiezas a ver lo que ocurre y al final te vas dando cuenta de que tienes un problema mucho más gordo de lo que pensabas. Esto es así. Cada vez viene gente más joven y sobre todo cada vez vienen más chicas, más mujeres".

También hemos querido consultar la opinión de un experto en adicciones. Alfonso Arteaga profesor de Ciencias de la Salud en la Universidad Pública de Navarra (UPNA), nos ha contado que "antes se hablaba de drogas duras y blandas, y tradicionalmente la gente tendía a decir, bueno, el tabaco y el alcohol son drogas blandas y las ilegales son drogas basura. Pero es que el alcohol es la segunda droga, después del tabaco, que causa mayor perjuicio para la salud; mata más que otras drogas".

HISTORIA DE LA ASOCIACIÓN

La historia de Alcohólicos Anónimos (A.A.) comenzó en los Estados Unidos, el programa se difundió en Canadá y luego en todo el mundo. Actualmente A.A. tiene presencia en más de 180 países.

A.A. comenzó en 1935, en Akron, Ohio, como el resultado de la reunión entre Bill W., un corredor de bolsa de Nueva York, y el Dr. Bob S., un cirujano de Akron. Ambos habían sido alcohólicos desahuciados.

Antes de conocerse, Bill y el Dr. Bob habían tenido contacto con el Grupo Oxford, una sociedad compuesta en su mayor parte de gente no alcohólica, que recalcaba la aplicación de valores espirituales universales a la vida diaria. El sacerdote episcopal (de la iglesia anglicana de los Estados Unidos), Dr. Samuel Shoemaker, dirigía los Grupos Oxford en los EE. UU. en aquel entonces.

Bajo esta experiencia espiritual, y con la ayuda de un viejo amigo, Ebby T., Bill había logrado la sobriedad y mantenido su recuperación trabajando con otros alcohólicos,  a pesar del hecho de que ninguno de sus candidatos se había recuperado.

Mientras tanto, el ser miembro del Grupo Oxford de Akron no le había dado al Dr. Bob la suficiente ayuda como para lograr su sobriedad. Cuando por fin el Dr. Bob y Bill se conocieron, el encuentro produjo en el Dr. Bob un efecto inmediato. Esa vez, se encontraba cara a cara con un compañero alcohólico que había logrado dejar de beber.

Bill recalcaba que el alcoholismo era una enfermedad de la mente, de las emociones y del cuerpo. Este importante hecho se lo había comunicado el Dr. William D. Silkworth, del Hospital Towns de Nueva York, institución en la que Bill había ingresado varias veces como paciente. Aunque era médico, el Dr. Bob no sabía que el alcoholismo era una enfermedad. Las ideas contundentes de Bill acabaron convenciendo al Dr. Bob, que pronto logró su sobriedad y nunca volvió a beber. Este encuentro generó la fundación de A.A.

En cifras

1935Año de creación en Estados Unidos de Alcohólicos Anónimos

Ambos se pusieron a trabajar inmediatamente con los alcohólicos internados en el Hospital Municipal de Akron. Un paciente pronto logró la sobriedad total. Aunque no se había inventado todavía el nombre Alcohólicos Anónimos, estos tres hombres constituyeron el núcleo del primer grupo de A.A.

El crecimiento empieza lentamente y luego se expande con rapidez.  En el otoño de 1935, el segundo grupo fue tomando forma gradualmente en Nueva York. El tercer grupo se inició en Cleveland en 1939. Llevó cuatro años producir unos cien alcohólicos sobrios en los tres grupos fundadores.

A principios de 1939, la Comunidad publicó su libro de texto básico, Alcohólicos Anónimos. En este libro, escrito por Bill y revisado por muchos de los miembros pioneros, se exponían la filosofía y los métodos de A.A. La esencia de este libro son los conocidos Doce Pasos de recuperación. También se incluyeron los historiales de treinta miembros recuperados. De este punto en adelante, A.A. se fue desarrollando rápidamente.

También en 1939, el Cleveland Plain Dealer publicó una serie de artículos acerca de A.A., suplementada por algunos editoriales muy favorecedores que generaron muchos pedidos de ayuda en la ciudad. El grupo de Cleveland, con solo veinte miembros, trató de ayudar a esos alcohólicos. A los alcohólicos que llevaban solamente unas cuantas semanas sobrios se les encargó trabajar con los nuevos casos. Con esto se dio al movimiento una nueva orientación, y los resultados fueron fantásticos. Pasados unos pocos meses, el número de miembros de Cleveland había ascendido a unos 500.

Entretanto, el Dr. Bob y Bill habían establecido en Nueva York en 1938, una junta de custodios para ocuparse de la administración general de la Comunidad recién nacida. Algunos amigos de John D. Rockefeller, Jr. pasaron a ser miembros de este consejo, junto con algunos miembros de A.A. Se dio a la junta el nombre de La Fundación Alcohólica. Sin embargo, todos los intentos de recaudar grandes cantidades de dinero fracasaron, porque el Sr. Rockefeller había llegado a la conclusión de que podrían estropear la naciente sociedad.

Aún así, la fundación consiguió abrir una pequeña oficina en Nueva York. Esta oficina tenía como objeto responder a las consultas y distribuir el libro de A.A. Hasta ese momento, estos esfuerzos habían sido financiados principalmente por los propios miembros de A.A.

El libro y la nueva oficina pronto resultaron ser de gran utilidad. En el otoño de 1939, la revista Liberty publicó un artículo sobre A.A. que dio como resultado unas 800 llamadas urgentes en busca de ayuda. En 1940, el señor Rockefeller dio una cena a la que invitó a muchos de sus amigos eminentes de Nueva York, con el fin de darle publicidad a A.A.

Esta cena generó otra gran oleada de pedidos de ayuda. Cada solicitud era respondida con una carta personal y un pequeño folleto. Además, se hacía mención del libro Alcohólicos Anónimos, y pronto se empezaron a distribuir numerosos ejemplares del libro. Con la ayuda de cartas enviadas desde la oficina y de miembros de A.A. viajeros provenientes de centros ya establecidos, nacieron muchos grupos. A finales del año, había 2,000 miembros de A.A.

Al llegar 1950, había 100,000 alcohólicos recuperados en todo el mundo. Por muy impresionante que fuera ese desarrollo, la década de 1940 a 1950 fue una época de gran incertidumbre. La cuestión crucial era si todos aquellos alcohólicos volubles podrían vivir y trabajar juntos en sus grupos. ¿Podrían mantenerse unidos y funcionar con eficacia? Esa pregunta quedaba todavía sin respuesta. El mantener correspondencia con miles de grupos, referente a sus consultas, llegó a ser uno de los principales trabajos de la sede de Nueva York.

No obstante, para el año 1946, ya era posible sacar algunas conclusiones sobre las actitudes, costumbres y funciones que se ajustarían mejor a los objetivos de A.A. Estos principios, que habían surgido de las arduas experiencias de los grupos, fueron resumidos por Bill en las Doce Tradiciones de Alcohólicos Anónimos. Para 1950, el caos de los años anteriores casi había desaparecido. Se había logrado enunciar y poner en práctica con éxito una fórmula segura para la unidad y el funcionamiento de A.A.

Entonces, en marzo de 1941, apareció en el Saturday Evening Post un excelente artículo acerca de A.A., redactado por Jack Alexander. La reacción fue enorme. Para finales de ese año, el número de miembros había ascendido a 6.000 y el número de grupos se había multiplicado proporcionalmente. La Comunidad fue extendiéndose por todo Estados Unidos y Canadá.

Al llegar 1950, había 100.000 alcohólicos recuperados en todo el mundo. Por muy impresionante que fuera ese desarrollo, la década de 1940 a 1950 fue una época de gran incertidumbre. La cuestión crucial era si todos aquellos alcohólicos volubles podrían vivir y trabajar juntos en sus grupos. ¿Podrían mantenerse unidos y funcionar con eficacia? Esa pregunta quedaba todavía sin respuesta. El mantener correspondencia con miles de grupos, referente a sus consultas, llegó a ser uno de los principales trabajos de la sede de Nueva York.

Herrera en COPE

Herrera en COPE

Con Carlos Herrera

Lunes a viernes de 06:00h a 13:00h

Programas

Últimos audios

Último boletín

05:00H | 16 JUN 2025 | BOLETÍN

Boletines COPE
Tracking