Dos años cavando hacia el infierno

Ha caído en mis manos una excelente novela de Padura, El hombre que amaba a los perros, que relata maravillosamente el exilio de Trotsky y la deriva que tomó la revolución de Octubre a manos de Stalin, a quien acabó llamándole “El Sepulturero”. Stalin cometió asesinatos incalculables, descubriendo así su maldad y enterrando esa gran mentira llamada comunismo. Cuando la vida de Trotsky pendía de un hilo, el libro rescata la conversación que mantuvo con su mujer, cuando esta sospechaba de su salvaje infidelidad: “Le preguntó a Natalia si le daba miedo morir. No, ella no tenía miedo a la muerte, dijo su mujer. Solo le preocupaba que murieran el respeto y la confianza. Sintiendo cómo se ahogaba en un reflujo de vergüenza, Liev Davidovich pensó que había llegado el momento de poner fin a su relación con Frida...”. A día de hoy, los que mandan han matado el respeto y la confianza. Su gestión le ha perdido el respeto a la historia de la entidad y el sevillismo hace tiempo que se lo perdió a ellos. De la confianza, para qué hablar... En solo dos años han sepultado ese bonito sueño que, casi durante dos décadas, tuvo a los sevillistas levitando.

Hoy, sábado 31 de mayo, se cumplen exactamente dos años del último título europeo logrado en el Puskás Aréna de Budapest. Después de aquello se desató el desastre. Monchi se marchó harto y presionado por el psicólogo del presidente, Castro le cedió el testigo (según el pacto) a Junior, y Mendilibar duró dos telediarios, acusado con la guillotina desde el primer día que Orta fue nombrado director deportivo. Palada a palada, con dedicación, fueron cavando la sepultura...

"Dos años ya del último título continental que ganó el Sevilla en Budapest, el octavo entorchado europeo... OCHO. El más luchado, el más sufrido, el más deseado y el más querido...", ha escrito Monchi en sus redes sociales.

Dos años después, en medio de una preocupante crisis económica y deportiva, que no ha mandado al equipo a Segunda División gracias a un milagro divino, el mismo presidente y director deportivo que han perdido el respeto y la confianza buscan otro entrenador que arme el nuevo proyecto. Mientras la Vía Baltasar no presente una oferta formal y potente por las acciones, los que están son los que hay y van a seguir. El Sevilla se debate entre Bordalás e Imanol y un par de opciones más, y busca desesperadamente a alguien que pueda hacerse cargo de la parcela deportiva. Seguir con Orta es suicidarse, pero pocos son los valientes que quieren venir a compartir foto en el escenario catastrófico. El club ha vuelto a llamar a Cobeño, a Braulio y a otros como Cordón... Veremos.

Dos años después de firmar la última Europa League, el Sevilla nada en la indecencia deportiva. Sin respeto y sin confianza...