Rifirrafe entre narcisistas
Escucha la línea editorial de este sábado 7 de junio de 2025

Donald Trump y Elon Musk
Madrid - Publicado el
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A menudo se dice, para intentar suavizar las decisiones que toma Trump, que el presidente republicano es un presidente transaccional: que no actúa porque tenga un plan o unos ideales, sino en función de intereses.
Y que es eso precisamente lo que permite negociar con él. La sorprendente y violenta ruptura de Trump con Musk certifica que eran “una pareja transaccional”, solo unida por un matrimonio de conveniencia.
Musk gastó 277 millones de dólares en la campaña de Trump y el presidente le recompensó. Le puso al frente del llamado departamento de eficacia del Gobierno y convirtió la Casa Blanca en un escaparate comercial de los modelos de Tesla. Los problemas empezaron en marzo cuando se supo que Musk había tenido reuniones en el Pentágono sobre la política que debe seguir Estados Unidos con China sin que Trump se enterase.
Para los negocios de Musk el mercado chino es esencial. Pero el detonante fundamental de la ruptura ha sido el proyecto de ley fiscal con el que Trump quiere recortar impuestos y reducir el gasto en programas sociales y de educación para incrementar los gastos militares.
Musk ha señalado lo que Trump no quiere oír: que la nueva regulación disparará la deuda y el déficit. Trump le respondió amenazándole con cancelar los contratos públicos con las empresas de Musk.
Musk puede usar X para ir contra Trump y difundir información que puede ensuciar mucho la imagen del presidente.
El mundo asiste atónito a la pugna entre dos personajes narcisistas alejados de ideales como el bien común o la creación de bienestar con una riqueza bien distribuida.
Estamos hablando del hombre más rico del planeta y del presidente del país más poderoso del mundo.