El mal presagio que pronostica Marc Vidal para la economía europea: "Se está volviendo insostenible"

En 2050 no habrá ninguna economía europea entre las 10 más importantes del mundo. Tampoco España. Y, sobre ello, habla Marc Vidal en su 'Salida de Emergencia'.

Lo refleja el informe "El Mundo en 2050" de Price, en el que recogen "los análisis prospectivos del FMI o el estudio "Potencias mundiales 2050-2075” de Goldman Sachs. Ahí hablan de un estancamiento económico importante, de fragilidad política y de cambios geopolíticos claros que muestran una enorme decadencia".

Con un crecimiento de la zona euro de apenas un 0,7% en 2024 y 0,9% previsto para este año, la Unión Europea "pierde competitividad frente a potencias como India, China e incluso EEUU. La guerra en Ucrania ha agravado esta tendencia, acelerando el declive de la hegemonía occidental. A esto se suma la intermitente guerra comercial con EE.UU. impulsada por Donald Trump".

Y mientras tanto, "el modelo de bienestar europeo, aunque envidiable en muchos aspectos, se está volviendo insostenible sin reformas profundas en defensa, energía e industria".

¿Nos podemos reinventar o esa irrelevancia es inevitable?

Responde Marc Vidal que, según el informe anteriormente citado,  "es irremediable a menos que cambien mucho las cosas. De hecho, en economía solemos estudiar la decadencia de una potencia en base a varios aspectos que cumplimos al dedillo. Un imperio en decadencia revela su ocaso cuando sus leyes se vuelven arbitrarias, complejas y desconectadas del consenso social".

"la decencia suele disfrazarse de avance y, la disidencia, de peligro"

En lugar de proteger la libertad, "regulan hasta la vida privada, debilitando pilares como la familia y la identidad cultural. Estos regímenes suelen presentarse como el último baluarte contra un futuro "oscuro", mientras imponen agendas que, bajo pretextos como la sostenibilidad o la inclusión, generan pobreza, fragmentación social e impuestos asfixiantes".

El discurso oficial, concluye, "suele promover una moral artificial, donde la miseria se vende como virtud, y la destrucción de lo tradicional como progreso inevitable. Y lo peor es que la decadencia suele disfrazarse de avance, y la disidencia, de peligro. Y vivimos días en los que disentir parece que sea un delito".